De la Máquina de Escribir al Mundo Digital: El Encanto de la Escritura.

Máquina de escribir vintage

El sonido de las teclas de una máquina de escribir fue, durante mucho tiempo, la banda sonora de muchísimas oficinas por todo el mundo. Inventada en 1867 por Christopher Sholes, esta maravillosa máquina revolucionó la manera de escribir. Con la disposición de teclado QWERTY, diseñado para que se pudieran usar las dos manos y la escritura fuera más rápida, las máquinas de escribir pronto se convirtieron en herramientas indispensables tanto en el ámbito académico y cultural, como en el de los negocios. Permanecieron en las oficinas hasta bien entrada la década de 1980, cuando los procesadores de texto y los ordenadores personales tomaron el relevo.

Hoy en día, hay quien aún prefieren la simplicidad enfocada de teclear en una máquina de escribir vintage, y puedo entender perfectamente por qué. Aunque suelo escribir a mano sobre papel o en el ordenador, recuerdo con claridad mis años de escribir a máquina, tanto en una convencional como en una eléctrica. Hay algo en el tacto y el sonido de una máquina de escribir que sigue siendo especial, pero mi nostalgia va más allá de eso.

Plumas, bolígrafos y papel

Amo la papelería: el olor del papel, la textura de una buena hoja bajo la mano, la elección del bolígrafo perfecto. Es un placer tangible que nada puede reemplazar. Pero también me fascina la tecnología y las infinitas posibilidades que nos ofrece. Por eso, a menudo me encuentro en los extremos: o estoy disfrutando de la escritura a mano, en la libreta más bonita que puedo encontrar, o estoy inmersa en la innovación más avanzada que tengo a mi alcance, explorando nuevas aplicaciones y herramientas digitales que transforman la experiencia de escribir en algo nuevo, constantemente.

Escritorio con libretas y bolígrafo, máquina de escribir y ordenador.

Ambas formas de escribir tienen su magia, y creo que, en ese equilibrio, encuentro mi propio estilo y creatividad.

Y tú, ¿cómo escribes?

Azucena Caballero

La Semana Santa en época victoriana

Tarta Simnel, tarta típica en la pascua victoriana. Pastel de Semana Sana.

Estamos a punto de iniciar la Semana Santa. ¿Qué mejor que saber qué se comía durante la Cuaresma y la Semana Santa en la época victoriana?

Si bien en España los platos tradicionales y típicos de la Cuaresma eran, y son, los garbanzos con espinacas, el bacalao en todas sus formas, las pavías de merluza, las torrijas y las monas de Pascua, en otros lugares se celebra de forma diferente. En lo que sí se coincide es en el tradicional cordero asado el Domingo o el Lunes de Pascua, que por ser el plato principal también de la Pascua Judía, se convirtió en costumbre en la mayor parte de países con tradición cristiana.

La Cuaresma era de obligado cumplimiento

Durante la época victoriana, Semana Santa era una época de gran importancia religiosa y cultural en Inglaterra. La mayoría de la gente observaba la Cuaresma, que duraba 40 días, y se seguía una dieta estricta en la que se evitaba comer carne (igual que en España y que en todos los países cristianos en aquel entonces).

Bollos de Pascua. Hot Cross Buns. Bollos típicos de Semana Santa en época victoriana. También actualmente.
Hot cross buns

En los días de Semana Santa, propiamente dichos, la comida que se consumía dependía de la región y de la clase social. En general, se comía pescado y mariscos (las ostras, por ejemplo, eran muy baratas), así como verduras y frutas de temporada. También se preparaban platos especiales, como los «hot cross buns» (panecillos con frutas y una cruz encima) que se sigue comiendo hoy en día durante la Pascua (bueno, en cuanto aparecen en los supermercados, que actualmente suele ser en febrero) y que representan la crucifixión de Jesús.

El Simnel Cake

Así mismo, era costumbre preparar el “Simnel cake«, un pastel hecho con frutas secas, especias (en el siglo XIX llevaba azafrán, ahora no se lo ponen), mazapán en medio, y una gruesa capa de mazapán en la parte superior. En realidad, era un pastel que se comía a mitad de la Cuaresma, en el “Mothering Sunday”, así daba un respiro a al ayuno propio de la época, pero hoy en día se come en Pascua.

Simnel cake (Tarta Simnel, típica de Pascua). Tarta tradicional de la Semana Santa en época Victoriana.
Simnel cake (Tarta Simnel, típica de Pascua).

Este pastel tiene una característica que le hace especial, ya que, a las capas de bizcocho con frutas y mazapán de almendra, hay que añadirle una gruesa y tostada cobertura de mazapán, decorada, a su vez, con once bolas de mazapán, simbolizando a los apóstoles de Cristo, menos uno. A Judas no lo incluyen. Sí, como ves, esta es una tarta muy rica en mazapán, es lo principal.

También se comían huevos decorados con colores y patrones, que simbolizaban la resurrección de Jesús. Actualmente, es más común tomarlos de chocolate (organizan búsquedas por sus jardines). En todo caso, incluyen huevos duros, junto a los hot cross buns con mantequilla, en el desayuno.

Las casas de las clases más acomodadas solían celebrar cenas especiales durante la Semana Santa, donde se servían platos más elaborados, como pescados y mariscos finos, cordero y otros manjares.

En realidad, no es muy diferente de cómo se celebraba en España, pero es interesante descubrir platos y recetas de otros lugares y otras épocas.

Es popular, en Inglaterra, mandar o regalar postales por Semana Santa desde época victoriana.

En lo que sí se diferencia es que desde finales del siglo XIX es tradición enviar o entregar en mano postales de Pascua. De la misma forma que se envían en Navidad, también se hace por Semana Santa. Suelen ser postales decoradas con huevos en tonos pastel, pollitos y conejos de Pascua, principalmente. Curioso, ¿verdad?

Postal de Pascua Victoriana
Postal Victoriana

En Inglaterra se envían o entregan postales en toda ocasión en que pueda hacerse; para felicitar o celebrar cualquier ocasión, así como también como muestra de agradecimiento. Es un negocio muy lucrativo. De hecho, en cualquier centro comercial es fácil encontrar al menos tres tiendas distintas destinadas exclusivamente a la venta de postales. Para mí, que colecciono postales, es un vicio. ¿Sabías de esta pasión por las postales en Reino Unido?

Amor a primera viña

Libro Amor a Primera Viña de Bea Peidró
Imagen sacada de la web https://beapeidro.com/

Amor a primera viña es la primera novela de la bilogía de las hermanas Folch, de Bea Peidró. Es una novela romántica contemporánea. Yo suelo leer poca contemporánea, soy mucho más de histórica, pero me alegro de haber leído esta. La novela me ha encantado. Me uní a leerla en una lectura conjunta y fue una experiencia preciosa. 

Antes de hacerte ningún spoiler te quiero contar los motivos principales que me empujan a recomendártela.

Tres razones para leer “Amor a primera viña”.

  • Sus protagonistas son imperfectos, eso hace que sean creíbles, que empatices con ellos y que disfrutes más la novela. 
  • Sus diálogos están muy bien escritos. Llega un momento en que cuando aparecen diálogos, antes de llegar a la acotación, ya sabes quién está hablando. Eso a mí me parece dificilísimo de conseguir. Es una de las cosas que más me preocupan como escritora, porque por desgracia he leído demasiados libros en donde todos los personajes tienen la misma voz, la del autor o autora. En el libro de Bea eso no sucede, cada personaje tiene una voz propia y además reconocible, y eso me fascina. 
  • Sus secundarios son magníficos. De hecho, a mí lo que más me gusta de la novela son sus secundarios. Me tienen loquita todos en general. 

Ahora sí te voy a hacer algunos spoilers, porque si no, no te puedo profundizar un poco más en por qué creo que esta novela merece ser leída.

Si no has leído la novela y no quieres enterarte de algunas cosas antes de leerla, no leas más. Ve a comprar la novela y disfrútala.

Atención: a partir de aquí hay spoilers.

¡Allá vamos!

El protagonista de “Amor a primera Viña”, por supuesto, es guapísimo y fabuloso, como esperamos de una novela de estas características, ¿verdad? Una novela romántica sin un señor que pueda enamorarnos no sería lo mismo, pero a mí me gusta más, uno de los secundarios: su hermano. Yo soy súper fan del hermano, Alex, un rubiazo espectacular, cariñoso, encantador, comprensivo y bastante sensato, y me encantaría que Bea escribiera una novela dedicada a él.

Bueno, ya te lo he dicho antes: me chiflan los secundarios de este libro. Me declaro muy, muy, muy fan de la abuela del protagonista y su grupo de amigas. Por fin encuentro a una autora que dibuja al tipo de abuelas con las que yo muchas veces tropiezo, y con las que me encanta tomar una taza de té. Señoras que en sus tiempos mozos eran fans de los Beatles o de Led Zeppelin, que han vivido mucho y se les nota, que siguen con marcha e ilusión: abuelas de ahora. 

Estoy cansada de que casi siempre muestren a la abuela que hace calceta y lee algún martirologio. ¿No te sucede lo mismo? La vida continúa y muchas de las abuelas que tienen actualmente setenta u ochenta años es evidente que no pueden ser ya como las abuelas de antes. Me gusta mucho que esa evolución en la cultura y la vida cotidiana se refleje en la novela

Es una novela diferente.

Y también quiero destacar algo diferenciador y esencial de la novela; ya que aun siendo una novela romántica, hay algo fundamental que Bea logra transmitir: la importancia del amor propio, de priorizarnos, de tener pareja porque lo deseamos, no porque lo necesitemos. De que cada uno de nosotros somos seres completos y que si decidimos ir por la vida junto a alguien es por elección constante y continuada. 

S te apetece leer un libro de romántica contemporánea y entre todos los que hay en el mercado no sabes muy bien qué elegir, yo te recomiendo que leas este, para empezar, y que a continuación te leas la segunda novela de la biología porque también te va a gustar.

Por supuesto, me encantaría que me comentes qué te ha parecido.

Azucena

Mr. Turner

Portada película Mr Turner

Mr. Turner. ¡Qué delicia de película!

Mike Leigh en 2014 hizo algo impresionante: dar vida no solo al personaje del más gran pintor británico de todos los tiempos, sino que fue capaz de reproducir la luz de sus cuadros y mediante un ritmo suave, casi lento, en dos horas y media, crear un universo en el que no es que nos sumerjamos, no, es que podemos sentir que estamos ahí. La experiencia que nos proporciona la película, especialmente si la vemos en versión original, es inmersiva. Vives dentro de cada escena, te envuelve. 

La vi hace poco, aún no la había visto y me ha parecido maravillosa.

Ver cómo reproducen la luz que podemos disfrutar en sus cuadros en paisajes idénticos, ver las pinturas que conocemos “vivas” es… ¡Alucinante!

AVISO de SPOILERS (aunque la vida de Turner es más que conocida, y no sé yo si esto pueden considerarse spoilers o no).

Pero no es solo la luz: es la ropa, el mobiliario, el ambiente en las calles, las tertulias, la relación con su padre, con las mujeres (madre mía, qué tipejo con las mujeres era Mr. Turner por lo visto), su depresión, su nueva ilusión al enamorarse de la señora Booth y su identidad fingida como Almirante Booth para vivir su amor clandestino sin molestias… 

La verdad es que en la película, a pesar de que en ocasiones es todo un poco lento, como lento es acabar un cuadro al óleo, o ver la vida pasar, nada tiene desperdicio. 

Cuadro Lluvia, Vapor y Velocidad de J.M.W Turner
Joseph Mallord William Turner Rain, Steam, and Speed – The Great Western Railway 1844 Oil on canvas, 91 x 121.8 cm Turner Bequest, 1856 NG538 https://www.nationalgallery.org.uk/paintings/NG538

Lo mejor de la película es:

  • La interpretación de Timothy Spall (quizás le recuerdes cómo Peter Pettigrew en “Harry Potter”, o en su papel de Maurice en “Secretos y Mentiras”) es IMPRESIONANTE. No me extraña que ganara varios premios y múltiples nominaciones. Sus gestos, sus gruñidos… Su personaje resulta absolutamente creíble. Desde luego viéndolo la impresión que da es que Turner, al menos en los últimos 23 años de su vida, era un hombre taciturno, excéntrico, que sufrió mucho con la pérdida de su padre, a quien estaba muy unido, y que era bastante antisocial, lleno de contradicciones e incoherencias que le permitían ser lo mejor y lo peor al mismo tiempo; y un abusador con las mujeres, al menos con la madre de sus hijas, con ellas y con su criada. Y con el último amor de su vida, un poco también. Sophia Booth, además de cuidarlo y animarlo, pagó la casita en Cheney Walk en la que pasó sus últimos años de vida. Un poco jeta el tipo, ¿no? Teniendo en cuenta que era un pintor extremadamente reconocido, que si no vendía más obras era porque él no quería, y que llegó a cumplir su sueño de ser presidente de la Academia, ¿qué quieres que te diga?
  • La fotografía. ¡Guau! Menuda maravilla. Creo que es la mejor fotografía que he visto jamás en una película. Que me perdone Storaro, pero es que es impresionante. Solo por la fotografía ya se justifica ver la película. Todos mis respetos para Dick Pope y su trabajo. Le hago la ola. 
  • Ver cómo hasta los más grandes sufren por tener haters y porque no se entienda su trabajo u obra. En un teatro hacen burla de él, y la reina y los miembros de su corte no entienden sus últimas obras, precursoras de lo que será el impresionismo, adelantadas quizás a su tiempo y que a nosotros nos maravillan. 
  • La escena de una fiesta en la que yo solo podía pensar en la escena de “Cantó el ruiseñor, cantó el ruiseñor…” de la Cenicienta de Disney, en dibujos animados. Era como ver a Anastasia y Drizella. Lo juro. Me encantó. Morí de la risa. 
  • El ambiente, tanto en interiores como en exteriores. Brutal. Es lo que esperamos cuándo vemos una película ambientada en esa época.
  • Los cuadros. No paran de salir cuadros de Turner. ¿Qué más se puede pedir?
  • Las escenas en la Royal Academy, especialmente cuando aparece Constable, el otro supergrande. Constable, otro genio de la luz, que pintó las nubes como nadie, pero que en la Academia no estaba tan bien considerado como otros. Algo se mueve en el corazón cuándo se le ve.
  • Los Ruskin. Que aparezcan los Ruskin me chifla. Aunque no me gusta nada la caricatura que escogieron hacer de John Ruskin a quien yo considero uno de los mejores cerebros de los últimos doscientos años, pero que salga es un detallazo, incluso si es para convertirlo en un elemento cómico. Ruskin fue uno de los mayores defensores de Turner, de su obra y talento, tanto cuándo estaba vivo, como muerto, cuándo se llevó la gran cantidad de retratos de desnudos eróticos que había hecho para que no hubiera un escándalo y no se menospreciara la obra del gran pintor. Era un hombre cultísimo, gran escritor y crítico tanto de arte como literario, que cambió de forma radical como mirábamos al arte e incluso a la sociedad. Era un pintor extraordinario (estuve en una exposición suya en 2019 en el “Two Temple Place”) y, sinceramente, era igual o mejor que muchos pintores de mayor fama. En definitiva, que no estoy nada de acuerdo en cómo dibujan a Ruskin, pero me encanta verle aparecer. Mejor salir, aunque sea ridículo, que no quedar en el olvido.

¿Tiene cosas mejorables?

¡Claro! Los pintores y críticos de arte se quejan de que no se puede apreciar la verdadera técnica, etc. Pero, en conjunto, merece mucho la pena.

Cuadro El último viaje del Temerario de JMW Turner
Joseph Mallord William Turner The Fighting Temeraire 1839 Oil on canvas, 90.7 x 121.6 cm Turner Bequest, 1856 NG524 https://www.nationalgallery.org.uk/paintings/NG524

Por si no lo habías notado, Turner es uno de mis pintores favoritos. Cada vez que voy a la National Gallery de Londres me paso muchísimo rato en la sala 34. “El último viaje del Temerario” es uno de mis cuadros favoritos. El año pasado con mis alumnos del cole estuvimos hasta haciendo unas versiones muy divertidas de esa obra.

Y al ser uno de mis pintores favoritos, he de confesarte que tiene un cameo en la que será mi segunda novela. Sí, estoy escribiendo la segunda aunque aún no haya lanzado la primera. Es que tengo algo que contarte. Mi primera novela en realidad es un spin off de la segunda. Estaba escribiendo la segunda, pero veía que se me alargaba muchísimo terminarla, y decidí escribir algo más pequeño, una novelette, y decidí que lo mejor era no salir demasiado del universo que estaba creando, así que escogí uno de los personajes que había creado y lo situé cinco años antes de lo que estaba narrando, y ahí empezó todo. Me fui liando, y al final es más novela corta que novelette, pero ahí está. Es muy satisfactorio tener algo terminado, me anima mucho más a seguir con el anterior proyecto. Confieso que estoy deseando que puedas tener en las manos ambos. 

Los Reyes Magos en Inglaterra

Grabado que muestra una celebración de la noche de Reyes.

¿Sabías que no se celebran Los Reyes Magos en Inglaterra?

No se celebran. La noche del 5 de enero no sucede nada especial, no hay cabalgatas, no hay festividades, no hay ningún plato especial… De hecho, los niños van al colegio. Es un día laborable, sin más.

 Pero… ¿Siempre ha sido así?

La respuesta es: No.

De hecho, la que nosotros conocemos como Noche de Reyes, en Inglaterra se conocía como la Duodécima noche de Navidad (Twelfth Night) y era una fiesta muy celebrada, especialmente desde el periodo Tudor. 

Era el final de la Navidad y era típico celebrar una gran fiesta, con máscaras, teatro, juegos de interpretación y rol, y además tenían un pastel “real” que llevaba dentro un haba seca (como nuestro Roscón, sí, aunque lo suyo era tarta). El que encontraba el haba se convertía en el rey de la fiesta. 

Era una festividad que tenía sus raíces (como todas las fiestas) en celebraciones precristianas.

Se bebía, se comía, se trasnochaba, se intercambiaban regalos… Y a la Reina Victoria le pareció que había demasiado desmadre, así que a partir de 1860 prohibió esa fiesta y la quitó del calendario anglicano. Así que esa fiesta desapareció y a consecuencia de ello, las vacaciones de Navidad en Reino Unido terminan cuando empieza el año, mientras que en España se disfruta de casi una semana más para disfrutar de la mejor época del año. 

Así que Jane Austen disfrutaba de esta festividad, pero Charles Dickens tuvo que ver cómo se eliminaba del calendario durante los últimos nueve años de su vida (con lo que a él le gustaba la Navidad, pobre). 

Da mucha pena que no se celebren los Reyes Magos en Inglaterra, ¿verdad?

¿Cómo te sentirías si de repente nos quitarán a nosotros esa festividad?

Azucena Caballero